A parte del hombre del saco, de mirar debajo de la cama, de las cucarachas, de la tortura y de mil cosas horribles que se me ocurren ahora mismo pareciéndome justificablemente temibles todas ellas sin excepción.
Tenemos miedo de demasiadas cosas. Somos unos yonkis del miedo y hacemos y deshacemos en la vida según nos dé menos o más miedo.
Nos perdemos el disfrutar de conocer lugares, situaciones y personas que nos podrían enriquecer en muchos aspectos. Supondrían experiencias que irían llenando nuestro vaso vacío, ese con el que llegamos a este mundo. Sin saber absolutamente nada de nada.
“Eso. Haces bien en ir rodeada de dos blancos y no de dos negros, estarás más segura”
Paseando con dos amigos camino arriba por Las Ramblas de Barcelona me topé con el comentario de este hombre. No sé si se percató de la trascendencia que tendría para mí, pero le quiero agradecer, de corazón, esa apreciación. Me hacía falta un comentario racista como éste para constatar que esta actitud es miserable desde todos los puntos de vista posibles. Miserable, llena de incoherencia, ignorancia y miedo.
Pero primero, debo decir que me reí bastante por dentro. No sé si es así, pero diría que el tío no tuvo en cuenta de qué color era mi piel exactamente. Porque, amigo, yo no soy ni blanca ni negra. Vamos, que lo que tengo yo es más mezcla que los sampleos de Black Eyed Peas. ¿De dónde narices cree que he salido yo?
Quién sabe qué habrá vivido este hombre para adoptar tal actitud. Quizá ese rechazo insuperable a las personas del otro color tenga una justificación basada en una mala experiencia personal; quizá no, puede ser que el miedo de todo un grupo étnico, heredado de una memoria colectiva, haga lo suficiente como para recrear ese odio al color opuesto generación tras generación. Pero me da igual. No lo quiero justificar de ningún modo. Este tema me quema bastante. Me parece que a estas alturas, ya somos mayorcitos para saber que “el hombre del saco” no tiene color. A lo que debemos tener miedo realmente es a la estupidez suprema, legitimizada y constitucionalizada social, moral y legalmente que nos lleva día sí, y otro también, a cometer las mayores atrocidades de las que seamos capaces.
Pero tristemente la verdad es que, después de todo, el racismo es uno de los pretextos más efectivos para originar conflictos. Si se sabe manejar con astucia, puede ser una estrategia para llevar a dos, tres o miles de personas a un fratricidio. Y ésta es la única forma de ver el racismo como una “actitud inteligente”, y ya es decir demasiado.
Así que “hermano”, te equivocas de enemigo. Búscalo mejor,y sin darle mucha importancia al traje de piel que lleve puesto.
Ese vaso que tenemos todos puede tener un fondo tan blanco o tan negro como lo queramos ver. El caso es al principio todos están vacíos. Y como no lo llenes de cosas, te vas a aquedar tan hueco como el mismo vaso: un continente sin contenido. Y es mejor que vayas metiendo cosas antes de quedarte con lo mismo de siempre, lo igual, lo de un solo color. Mezcla, tío, mezcla.
http://www.youtube.com/watch?v=Db0lKnFuKl0
Akenya Djembé
http://www.youtube.com/watch?v=Db0lKnFuKl0